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Educar tras las rejas: el liceo penitenciario que transforma la vida de reclusos en Arica

  • Foto del escritor: premioled
    premioled
  • 7 abr
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 9 abr


Por El Mercurio:


Los profesores trabajan desde la contención y el reconocimiento de saberes previos, generando un espacio donde los estudiantes pueden reencontrarse con el aprendizaje y proyectar un futuro distinto. La directora del establecimiento fue premiada por su liderazgo educativo.


Daniela (nombre fue cambiado para resguardar su identidad) creció en un entorno donde la violencia la rodeaba a la toma. Hija de un padre preso y una madre fallecida, terminó llegando al Centro Penitenciario Femenino de Arica.

Así, cambió su vida de una forma que nadie imaginaba para ella, y hoy, gracias a su esfuerzo, se encuentra en una nueva senda. Pese a que vivía adolescentes de 16-18 años, hoy sigue en el mismo proceso con el objetivo de seguir. El trabajo y el de cada día también ayuda a ser joven sin embargo los sigues cuando de una forma que nadie imaginaba para ella, y hoy, gracias a su esfuerzo, se encuentra en una nueva senda.


"Era un trabajo emocional y psicológico muy fuerte, porque había aprendido que mi vida era el camino fácil, y que no valía la pena intentarlo. Gracias a este Liceo, siento que soy una persona diferente. La educación me cambió la vida", explicó Daniela.


De esta forma, las rejas de la cárcel no fueron una limitante para que Daniela encontrara una segunda oportunidad. Ella no es la única. En total, son 477 las personas privadas de libertad que asisten al Liceo Pukara, en el recinto penitenciario de Arica, donde los reclusos reciben enseñanza básica y media, a través de una propuesta pedagógica centrada en su realidad y contexto.


La mayoría son hombres, pero también se atiende a mujeres privadas de libertad.

"Acá no somos educadores que solamente dictamos clases, sino que nos involucramos con las historias de vida, con las emociones, con los miedos. Los jóvenes que ingresan a este sistema, por lo general, no tienen confianza en ellos mismos. Y ahí está el reto: construir esa confianza, para que se animen a salir adelante, a reinsertarse", comenta Claudia Peralta, directora del establecimiento.

Para la comunidad educativa, la reeducación de los internos no se limita solo a la enseñanza académica, sino también a una forma de trabajo en conjunto, socializando, generando un ambiente diferente al habitual, y dando espacios para poder reflexionar sobre la vida de cada uno.


El Liceo Pukara forma parte del sistema de educación pública subvencionada, pero es particular en su enfoque, pues trabaja también la reinserción social. En su currículum, incorpora actividades que permiten vincular a los internos con actividades externas y la realidad que los rodea.


"Optar a educación superior"


Según cifras de Gendarmería, hoy 88 establecimientos en contexto de encierro en el país, dan un total de 10.192 personas privadas de libertad que asisten a cursos habilitados para rendir la PSU, además de 2.080 personas que rindieron la PAES al interior de los recintos penitenciarios, lo que representa 12.4% a nivel nacional.

Sobre los proyectos educativos que se realizan, el área educacional de Gendarmería plantea que los internos que ingresan al sistema penitenciario y su vida laboral están ligadas a una meta en la que muchos exigen que puedan acceder a oportunidades educativas.


"Un mejor mañana"


Su historia es solo una de las que se presentan en el establecimiento escolar en el que ahora busca retomar el rumbo de su vida, y está llena de aspiraciones.

Desde su inserción en el equipo de docencia desde el 2019, el equipo educativo participa activamente de los cursos regulares, fomentando las oportunidades dentro de este entorno educativo y personal en base a los enfoques en habilidades socioemocionales y perspectivas hacia el futuro.

 
 
 

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