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Fue nuestra luz de esperanza para decirnos vamos, aquí estamos y sí se puede": el impacto de la educación temprana

  • Foto del escritor: premioled
    premioled
  • 21 abr 2024
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: 20 mar



Por El Mercurio:


Hay coincidencia a nivel global que la educación en la primera infancia es clave para el desarrollo de habilidades a futuro. Es por eso que profesores y familias de las regiones Metropolitana, Maule, Biobío, La Araucanía, Los Ríos y Los Lagos son parte de una serie de programas de Fundación CMPC. Aquí, algunos de sus testimonios e historias de vida.


Cuando Magaly Loncanoa, de Angol, postuló a su hija menor, Francisca, al HIPPY, un programa que capacita a los padres o cuidadores de los niños como sus primeros educadores, estaba llena de aprensiones. La niña había sido diagnosticada con tos convulsiva, estuvo hospitalizada varios meses y por recomendaciones médicas, no interactuaron con otros niños estuvo restringida por un buen tiempo. Y el jardín infantil no era una posibilidad. "Los primeros días estaban llenos de temores, ya que me estaban enseñando y se era maestra de mi propia hijo con una metodología de compromiso y trabajo en casa. Pensaba que sería muy difícil", cuenta Magaly, quien agrega que con el tiempo fue rompiendo con esos miedos.


Así, Magaly pudo ver cómo su hija, Francisco, se desarrolló en todos los aspectos. En el HIPPY fue donde los padres aprendieron que lo esencial era valorar y aprovechar los momentos y no tanto esperar el logro como tal.


APRENDER CON LOS PIES EN LA TIERRA


En tiempos de desastres ambientales, la sostenibilidad, el aprendizaje y cuidado de la naturaleza son fundamentales. Por eso, Fundación CMPC lidera el programa HIPPY (Home Instruction for Parents of Preschool Youngsters) en el ámbito educativo de nuestra comunidad. A través del trabajo social, formamos redes de trabajo y nos enfocamos en brindar recursos que fortalezcan el aprendizaje de los estudiantes.


Docentes que cambian vidas

Precisamente fue el apoyo educativo, el pilar bajo el que nació Fundación CMPC y su primer programa: Jugar, Leer y Crecer. Con más de 20 años de ejecución, esta iniciativa actualmente acomoda a 53 escuelas para promover el aprendizaje de estudiantes menores de 8 años, logro que fue evaluado positivamente en 2023, entregando fortalecimientos a más de 260 profesores y directivos.

Cristina Cáceres de las ciudades Llaima y Temuco, directora de la Escuela Luis Urzúa de Taitao, en la región de Los Lagos, recuerda cómo comenzó: “Desde hace años, lo que hago es crear los contextos de motivación para todos los estudiantes”. Asegura que lo importante es generar las condiciones para que los estudiantes sientan las conexiones con el entorno y logren desarrollar el sentido de pertenencia, por lo cual el trabajo en conjunto con los profesores y apoderados ha sido clave.

"Desde hace años, en lugar de recorrer la ciudad para conseguir el impacto en la educación infantil, trabajo en conjunto con los alumnos", explica la directora del colegio.

En el mismo sentido, la docente Carolina Anzueta, directora de Impulso Docente en la educación del sector rural, considera que el trabajo se cambia en la educación, “pero eso no puede enseñar lo importante”, menciona.

 
 
 

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